El Estado Absolutista se caracteriza por ser un sistema político en el cual el monarca tiene un poder absoluto y total sobre su territorio. Esta forma de gobierno se desarrolló principalmente en Europa durante la Edad Moderna, alcanzando su apogeo entre los siglos XVI y XVIII. La figura del monarca era considerada como la encarnación del Estado, teniendo autoridad sobre todos los aspectos de la vida política, económica y social de su reino.
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Características del Estado Absolutista
Centralización del Poder: En el Estado Absolutista, el monarca concentra todo el poder en sus manos, sin divisiones ni contrapesos institucionales. Sus decisiones son inapelables y su autoridad es suprema, no estando sujeto a ningún tipo de control.
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